Todos somos buscadores y nuestra meta es la misma: lograr paz, luz y alegría interna, llegar a ser inseparablemente uno con nuestra Fuente, y llevar unas vidas de verdadera satisfacción.
Vivir en la alegría es vivir la vida interna. Esta es la vida que conduce a la auto-realiza

Una persona espiritual debería ser una persona normal, una persona sana. A fin de alcanzar a Dios, una persona espiritual ha de ser divinamente práctica en sus actividades cotidianas. En el sentido práctico divino, compartimos nuestra riqueza interna. Sentimos la motivación divina detrás de cada acción y compartimos el resultado con los demás. La espiritualidad no rechaza la vida externa. La vida externa debería ser la manifestación de la vida divina que hay en nuestro interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario